“La cultura no sirve para sostener un status quo, ni para reproducir monótonamente las obligaciones impuestas por los grupos hegemónicos, sino que debe concentrase en las necesidades y problemas de las personas, y mediante su gestión superar los desafíos y adversidades eliminando todo tipo de elitismo cultural”. (Bauman, 2013).
El deporte es una actividad cultural
La actividad física y el deporte constituyen, en el mundo actual, un fenómeno universal de singular complejidad e importancia.
A través de ella, las personas buscan lograr un desarrollo integral incorporando en su estilo de vida diversas actividades que les permitan expresarse.
El deporte fue revaluado por las ciencias sociales, hasta considerarlo hasta como metáfora de la entera sociedad y lupa de la mutación social ya que está vinculado a la satisfacción de necesidades
Hernández (1994), planteó que las prácticas físico-deportivas debían ser comprendidas como sistemas de relaciones que, a través de sus estructuras , permiten a las personas vincularse fomentando una identidad colectiva de acuerdo a un determinado estilo de vida.
En la actualidad, el deporte es uno de los fenómenos sociales más amplios y difundidos tanto en el orden individual como en lo social, transformándose en una forma muy popular de utilización del tiempo libre mediante la realización de actividades vinculadas al ocio y recreación.
Hobsbawm ( 1991) planteaba que su expansión puede ser considerada una de las primeras manifestaciones de la mundialización, con respecto del incremento del número de participantes, de los intereses mediáticos y de las inversiones económicas
Esta mundialización del deporte, producto en parte por los procesos de desarrollo tecnológico y el crecimiento de las ICC, han comenzado a evidenciar la existencia de una fuerte heterogeneidad de aspectos a analizar.
Debemos tener en cuenta que la actividad física o el juego deportivo es una manifestación expresiva, pero también pone en evidencia la existencia de un estilo de vida, un modelo de comportamiento, medio de comunicación propio, un sistema ideológico, una pasión compartida, tecnología aplicada y son parte de la charla cotidiana.
Es por ello que podemos decir que constituyen manifestaciones capaces de enfatizar la red de relaciones entre los diferentes grupos y personas que integran la sociedad.
No vamos a profundizar en la definición del concepto del término deporte, pero diremos que el deporte es una expresión de las personas y su comunidad que permite desarrollar las habilidades físicas de sus integrantes, de manera espontánea o planificada, de forma voluntaria, dentro del contexto en el que se encuentran, y que permite a las personas asumir y comprender valores y actitudes sociales.
Simultáneamente, es un recurso que enseña a los ciudadanos a involucrarse y participar efectivamente dentro de su comunidad.
Desde una perspectiva sociológica, Giddens (1991) plantea que “La cultura tiene que ver con las formas de vida de los miembros de una sociedad o de sus grupos. Incluye el modo de vestir, las costumbres matrimoniales y la vida familiar, las pautas laborales, las ceremonias religiosas y los pasatiempos”, (p.44). Esta conceptualización amplía los criterios utilizados, incorporando los saberes, las costumbres, la religión y la comunicación como componentes inherentes a la misma.
El Comité de la ONU sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, enuncio la siguiente definición: «Cultura […] incluye, entre otras cosas, formas de vida, idioma, literatura oral y escrita, la música y el canto, comunicación no verbal, la religión o creencias, ritos y ceremonias, deportes y juegos, métodos de producción o tecnología, medios naturales y artificiales, la comida, el vestido, la vivienda, las artes, las costumbres y las tradiciones a través de las cuales los individuos, grupos de individuos y comunidades expresan su humanidad y el sentido que dan a su existencia, y construyen su visión del mundo representando su encuentro con las fuerzas externas que afectan a sus vidas». (Observación General N.º 21, 2009, art.15, pár. 1, inc. a.)
Como podemos observar, ahí queda explícito que los deportes y juegos son elementos componentes de la cultura, ya que son actividades en donde algo se comparte y está relacionada con la vida colectiva, permitiéndole a cada individuo reconocer, por un lado, la alteridad en todas sus formas, y por otro, el carácter plural de su propia identidad dentro de sociedades heterogéneas.
Algunos aspectos que debemos destacar de la evolución y crecimiento de las actividades deportivas. Entre ellos se encuentran: la secularización, la identidad social (se juega entre familiares y amigos), la burocracia en la organización política, la especialización en todas las disciplinas, la cuantificación de los datos y estadísticas, el trabajo en equipo que perfecciona la actividad y el alejamiento social cuando se produce la competencia.
La gestión de la cultura deportiva
Hasta hace algún tiempo atrás era habitual que los procesos de gestión fueran llevados por las mismas personas que enseñaban alguna actividad, esto va desde un torneo hasta la preparación de un atleta para la competición.
Pero ante las nuevas demandas sociales, derechos y cambios se están produciendo en la sociedad, es importante hacer una revisión sobres estas prácticas para generar respuestas o resultados acordes a las mismas.
En el continuo proceso de interacción que tienen las actividades artísticas y deportivas, nos debe encontrar permanentemente analizando y reinterpretando el rol de la cultura dentro de las comunidades que las integran, a través del diálogo, de las experiencias compartidas y en sus procesos de desarrollo.
Actualmente, el deporte refleja gran parte de los procesos sociales y contribuye a modificarlos, como Capretti (2011) expresó “es una práctica cultural llena de significados, continuamente negociados y negociables”. (p.233). La cultura deportiva necesita ser gestionada de manera trasversal, contemplando por un lado los aspectos físicos y deportivos propios de las actividades, pero también comprendiendo su rol de articulador social y sistema de expresión cultural de la sociedad contemporánea.
El deporte está presente en el lenguaje cotidiano, en la manera de comportarse, en las ciudades y sus nuevos espacios de socialización y participación. Seguir sosteniendo una mirada unidimensional en la forma en que se administra, solo demuestra la escasa comprensión que se tiene de la misma.
Para que una gestión integradora sea posible, se debe eliminar toda barrera y división tradicional en las áreas deportivas y las culturales, evitando crear estereotipos que se repliquen en la sociedad y desnaturalizando los procesos rutinarios sin planificación, que lentifican el desarrollo de las mismas.
De ahí surge la urgencia de trabajar en procesos que pueden mejorar y construir ID dentro de las organizaciones y sus sociedades.
Actualmente crece la necesidad de construir historias identitarias, que den pertenencia a las personas con sus grupos comunitarios , entre ellos están los grupos deportivos, mediante una participación activa que nos permita reflexionar de dónde venimos, hacia dónde vamos y quienes somos.
Esto se consigue trabajando en el fortalecimiento de las costumbres, creencias, valores, y modos de vida, a través de actividades que permitan a las personas expresarse, independientemente de las características de cada actividad (recreativas o competitivas, artísticas y creativas), garantizando los derechos de todas las personas a expresarse, respetando su diversidad.
Por último, podemos decir que existe un beneficio directo para toda la sociedad, ya que el deporte y las actividades físicas (recreativas o de competencia), facilitan las habilidades de sociabilización y comprensión de los sistemas regulatorios en las mismas, restableciendo la sensación de seguridad perdida por las condiciones actuales, reconstruyendo la confianza social.
Recorriendo los componentes que caracterizan a la cultura deportiva, podremos comprender la importancia que tiene la organización y el deporte elegido, ya que es ahí donde las personas interactúan en forman permanente, compartiendo y adquiriendo herramientas sociales que facilitan el desarrollo creativo de sus habilidades (individuales y grupales) dentro de la comunidad.
A continuación, les presentare un trabajo de diagnóstico de situación que fue realizado con el objetivo de establecer como era la participación de las mujeres en la práctica y la enseñanza del Kickboxing en Argentina. El objetivo principal era comprender como es el contexto, la participación, el desarrollo de actividades y la enseñanza para el colectivo de mujeres vinculadas al deporte, para poder gestionar acciones de intervención dentro de la actividad.
La participación de las mujeres en la práctica y la enseñanza del Kickboxing Federado en Argentina.
El kickboxing es un deporte que se encuentra en pleno crecimiento a nivel mundial, tanto es así que en el año 2021 el Comité Olímpico Internacional lo ha sido reconocido como tal la participación en próximos Juegos Olímpicos. Tanto a nivel mundial, panamericano y nacional se están haciendo grandes esfuerzos por difundir y lograr un desarrollo de la actividad que se ajuste a los parámetros internacionales.
En nuestro país el deporte se encuentra regulado por la Federación Argentina de Kickboxing, Organización afiliada a la WAKO y que cuenta con reconocimiento a nivel nacional por todas las organizaciones oficiales. La misma tiene su sede en Capital Federal y su presidente es el Sr. Juan Corrales. La FAKB tiene representación en todas las provincias del país a través de los profesores afiliados a la misma.
A través de un sistema organizado de escuelas con exámenes marciales, torneos federados y el fomento de la competencia tanto a nivel nacional como internacional, busca que los practicantes y atletas logren cumplir sus metas como los de la organización.
Durante el año 2019, tuvimos la oportunidad de asistir a una serie de torneos nacionales e internacionales federados (Open), y observamos que la presencia de atletas mujeres era relativamente baja. Por otro lado, notamos que las mismas competían en varias categorías y se enfrentaban reiteradamente entre sí en finales directas. Esta situación nos llevó a pensar que era necesario hacer una revisión del estado de situación de la actividad femenina en nuestro país para poder realizar gestiones a futuro que favorezcan la práctica femenina.
Para ello, decidimos realizar una investigación durante los meses de marzo hasta julio del año 2019, y para la recogida de datos utilizamos una triangulación de instrumentos que se ajustaran a las posibilidades para su realización, ya que en muchos casos las personas a entrevistar y las escuelas se encontraban dispersas a lo largo del país. Por ello utilizamos encuestas mediadas, entrevistas focalizadas mediadas, observaciones y fotografías.
Este diagnóstico nos permitió reconocer la situación actual del kickboxing femenino federado en Argentina. A través de los datos relevados pudimos corroborar que se encuentra en crecimiento, aunque la relación promedio de practicantes es de 3 mujeres cada 5 hombres y las edades de quienes lo practican se ubican dentro de la posibilidad de realizar alguna competencia, aunque existe un número de practicantes que solo realiza la práctica en escuela sin tener como objetivo la misma.
Pudimos confirmar que las motivaciones iniciales por las cuales las mujeres se acercan a los grupos de práctica difieren de la competencia, pero quienes permanecen entrenando comienzan a tener interés en participar como atletas con sus escuelas y consideran posibilidad de acercarse a la enseñanza. Esto nos permite comprender que se debe trabajar en el fortalecimiento de la identidad deportiva a través de una gestión de la retención y permanencia en las escuelas que erradique de actitudes y comportamientos discriminatorios para incrementar la permanencia de las mujeres dentro de los grupos a través de actividades que estimulen su participación.
Hemos advertido que existe un alto grado de dispersión de las atletas en todo el país, siendo aún un número relativamente bajo en todas las zonas. Como observamos en los diferentes torneos, sigue siendo escasa la presencia de las kickboxer femenina.
Por un lado, esto puede estar ligado a los motivos expuestos anteriormente, pero por otro, puede estar relacionado a la existencia de actitudes y comportamientos discriminatorios dentro de la comunidad directa (vinculados a sistemas de valores simbólicos basados en modelos de masculinidad hegemónicos), o al desconocimiento y estigmatización del deporte por parte de la comunidad en donde está inserta la persona. Esta situación necesita de manera urgente un trabajo específico para revertir estas creencias negativas. Gestión de fortalecimiento de la identidad deportiva del kickboxing femenino. Estrategias de comunicación.
Pudimos observar que el número de practicantes que rinden exámenes marciales es mayor al de atletas. Esto evidencia un interés por el deporte y por la posibilidad de dar continuidad a su desarrollo en el largo plazo, haciendo notar que las mismas no encuentran impedimento físico a la hora de la práctica y demuestran adquirir aspectos de la identidad de la organización y el deporte al sentirse parte de la comunidad kickboxer del país, pero el escaso apoyo económico y los costos de participación también resultan ser aspectos claves para el crecimiento deportivo.
Aunque inicialmente queríamos comprender como era el contexto, la participación, el desarrollo de actividades y la enseñanza para el colectivo de mujeres vinculadas al deporte con el fin de poder gestionar acciones de intervención dentro de la actividad, a medida que profundizamos la investigación comenzaron a aparecer algunas problemáticas relacionadas con actitudes y comportamientos discriminatorios o de minusvaloración hacia a las mujeres, puestas en evidencia con las profesoras cinturones negros.
Ellas advirtieron, por un lado, que aún existe un alto grado de inequidad en el trato que ellas reciben dentro de los grupos en donde están participando, ya sea por los profesores y practicantes hombres, como por los miembros de la comunidad vital, y por otro, que aún existe un desconocimiento por algunos sectores de la sociedad que estigmatiza al deporte considerándolo como “deporte para hombres”. Estas apreciaciones podrían llevarnos a comprender por qué la gran mayoría de las practicantes no se incorporan de manera efectiva a la competencia.
Esta situación necesita de una gestión de la cultura interna de la comunidad directa que permita una mayor participación y reconocimiento de las mujeres, otorgándoles un rol más destacado dentro de la organización.
El kickboxing femenino federado se encuentra en una etapa inicial de desarrollo y crecimiento, pero para que continúe e incremente el número de participantes, se necesitan acciones consensuadas con los profesores y las organizaciones vinculadas (tanto pertenecientes a la actividad como del estado) para que puedan desarrollarse estrategias que eliminen las barreras que limitan la participación de las mujeres, al tiempo que logre impulsar a las atletas femeninas al circuito de competencias en un marco de equidad de condiciones y oportunidades.
Por ello, es necesario hacer una revisión de la cultura deportiva dentro de la organización y de los grupos de entrenamiento, para que sus miembros sostengan valores que promuevan la inclusión plena de la mujer en situaciones de equidad, ya que, aunque este tipo de relaciones es un proceso dinámico, su modificación no es sencilla ni depende exclusivamente de voluntades individuales.
A la luz de lo expuesto, podemos decir que es necesario comenzar a trabajar el tema de manera independiente de las cuestiones puramente deportivas (vinculadas a la preparación física, técnicas, competencias, etc.), para poder realizar un cambio en las creencias y sistemas de valores dentro de los grupos de kickboxing, ya que estas cuestiones necesitan de una planificación especial de actividades específicas a corto, mediano y largo plazo, acompañadas de una política sostenida desde la organización para garantizar su implantación y realizar los ajustes esperados dentro de la cultura deportiva del kickboxing federado.
El conocimiento sobre la cultura deportiva dentro de las organizaciones y espacios de práctica, permite a los responsables de su organización y gestión (dirigentes, administradores y hasta los propios entrenadores y coach) realizar seguimientos de impacto en su comunidad y retroalimentar a la misma, para realizar acciones y ajustes orientados al fortalecimiento de la institución o grupo de entrenamiento.
Mediante la apropiación conceptual y la planificación de las ideas generadas por los integrantes de sus comunidades directas y vitales, las personas que lideran las organizaciones podrán proponer acciones que permitan a sus participantes transitar recorridos que construyan identidades integradoras y sostenibles en el tiempo.
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